Mensaje para la JMJ en Cracovia
Sí, queridos jóvenes, el Señor quiere encontrarse con nosotros, quiere dejarnos ''ver'' su rostro. Me preguntarán: ''Pero, ¿cómo?''. También Santa Teresa de Ávila, que nació hace ahora precisamente 500 años en España, desde pequeña decía a sus padres: ''Quiero ver a Dios''. Después descubrió el camino de la oración, que describió como ''tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama''. Por eso, les pregunto: ¿rezan? ¿saben que pueden hablar con Jesús, con el Padre, con el Espíritu Santo, como se habla con un amigo? Y no un amigo cualquiera, sino el mejor amigo, el amigo de más confianza. Prueben a hacerlo, con sencillez. Descubrirán lo que un campesino de Ars decía a su santo Cura: Cuando estoy rezando ante el Sagrario, ''yo le miro y Él me mira''.
También les invito a encontrarse con el Señor leyendo frecuentemente la Sagrada Escritura. Si no están acostumbrados todavía, comiencen por los Evangelios. Lean cada día un pasaje. Dejen que la Palabra de Dios hable a sus corazones, que sea luz para sus pasos. Descubran que se puede ''ver'' a Dios también en el rostro de los hermanos, especialmente de los más olvidados: los pobres, los hambrientos, los sedientos, los extranjeros, los encarcelados.
Sí, queridos jóvenes, el Señor quiere encontrarse con nosotros, quiere dejarnos ''ver'' su rostro. Me preguntarán: ''Pero, ¿cómo?''. También Santa Teresa de Ávila, que nació hace ahora precisamente 500 años en España, desde pequeña decía a sus padres: ''Quiero ver a Dios''. Después descubrió el camino de la oración, que describió como ''tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama''. Por eso, les pregunto: ¿rezan? ¿saben que pueden hablar con Jesús, con el Padre, con el Espíritu Santo, como se habla con un amigo? Y no un amigo cualquiera, sino el mejor amigo, el amigo de más confianza. Prueben a hacerlo, con sencillez. Descubrirán lo que un campesino de Ars decía a su santo Cura: Cuando estoy rezando ante el Sagrario, ''yo le miro y Él me mira''.
También les invito a encontrarse con el Señor leyendo frecuentemente la Sagrada Escritura. Si no están acostumbrados todavía, comiencen por los Evangelios. Lean cada día un pasaje. Dejen que la Palabra de Dios hable a sus corazones, que sea luz para sus pasos. Descubran que se puede ''ver'' a Dios también en el rostro de los hermanos, especialmente de los más olvidados: los pobres, los hambrientos, los sedientos, los extranjeros, los encarcelados.